La radiofrecuencia son ondas eletromagnéticas que pueden viajar a través del vacío. La radiofrecuencia produce un efecto térmico sobre los tejidos, mediante el cual, las células se reactivan y se produce una vasodilatación intensa que se convierte en una bioestimulación con aumento de la microcirculación sanguínea y reabsorción de retención de líquidos, entre otros.
El impacto de la radiofrecuencia en la piel depende de la frecuencia de emisión, la resistencia del tejido, la potencia de la radiofrecuencia, el sistema empleado (monopolar o bipolar), tiempo de exposición y el tipo de electrodo. La frecuencia de emisión de la radiofrecuencia influye del siguiente modo:
- A mayor frecuencia, menor profundidad alcanzada.
- A menor frecuencia, mayor profundidad alcanzada.
En el ámbito de la estética, la radiofrecuencia se utiliza para :
- Reducir la flacidez, mejorar su textura y la elasticidad cutánea.
- Atenuar las arrugas y lineas de expresión.
- Reducir la celulitis.
- Eliminar el acné activo y cicatricial.
En definitiva, la radiofrecuencia produce un calentamiento profundo que afecta a la piel y a los tejidos grasos, favoreciendo el drenaje linfático, la circulación sanguínea y la formación de colágeno.
