Mitos y verdades sobre primeros auxilios

Durante nuestra vida nos enfrentaremos a distintas situaciones de emergencia, y por ello tener conocimiento y formación sobre primeros auxilios básicos es fundamental para saber cómo actuar en cada caso.

En Quirumed sabemos lo importante que es reaccionar de forma rápida y eficaz en casos de urgencia, pero tras nuestra formación junto a 112 Formación Ciudadana, sabemos que una correcta actuación depende mucho de que la información que tengas sea clara, concisa y real. Por ello en nuestro post de hoy hablamos de mitos y verdades sobre aspectos de los primeros auxilios que pueden marcar una gran diferencia para la salud de la persona afectada.

RCP Y PRIMEROS AUXILIOS: ¿ACTUAMOS O ESPERAMOS?

Mito: “Las maniobras de RCP son peligrosas por las fracturas. Mejor espero a los médicos”

Ante una parada cardíaca toda acción como ciudadano puede ser determinante hasta que llegue el equipo sanitario. No hay que tener miedo a hacer fuerza mientras realizamos el masaje cardiovascular, de hecho, para que la acción de la RCP sea satisfactoria, debemos colocarnos encima de la persona dejando caer el peso de nuestro cuerpo para llegar  al menos a 5 cm de profundidad.

Muchas personas comienzan a realizar esta acción y paran de golpe por creer que están fracturando a la persona en cuestión, pero en realidad en muchos casos el ruido que se produce es un efecto parecido a cuando se «crujen los nudillos» por la presión en el esternón. El no actuar por miedo a veces puede ser determinante para la persona afectada.

Mito: «La respiración es la parte fundamental de la RCP»

En general cuando pensamos en primeros auxilios de RCP siempre recordamos la parte dónde hay que suministrar oxígeno a la persona tal y cómo lo hacía la mítica Pamela Anderson en Los Vigilantes de la Playa. La realidad es que desde 2010 se exime a quién asiste de realizar las respiraciones en la RCP para facilitar la actuación y que no haya ningún tipo de reparo que impida atender al afectado/a. Según las estadísticas, la respiración bien hecha supone solo el 5%, mientras que las compresiones son el 95%.

Por ello, si encuentras a alguien con parada cardíaca, recuerda que puedes elegir entre: 30 compresiones y 2 respiraciones, con 5 repeticiones, o 150 compresiones sin respiraciones.

Mito: «¡Le he notado pulso, está bien! 

Una situación de emergencia siempre nos pilla por sorpresa, genera mucho nerviosismo en nuestro organismo y hace que reconozcamos con mayor dificultad el estado de la persona dañada. Históricamente siempre se nos ha dicho que hay que verificar si la persona tiene pulso, pero se ha comprobado que podemos confundir nuestro propio pulso con el del herido/a generando confusión, y en consecuencia, una carencia de actuación.

Una de las maniobras con menos riesgo a la hora de evaluar el estado de la persona que yace en el suelo y que más están promoviendo últimamente las autoridades es la acción de VER: sitúate cerca del sujeto y fija tu mirada en su cuerpo durante 7 segundos para reconocer si hay signos o no de respiración. Es rápido y más fiable que otros sentidos que pueden verse alterados por el caos que se produce en este tipo de urgencias.

DESFIBRILADOR: EL GRAN DESCONOCIDO

Mito: «El desfibrilador activa el corazón»

Día a día somos más conscientes de la importancia de tener un desfibrilador cerca, sobre todo en los espacios que más frecuentamos: colegios, centros de salud, centros comerciales, estadios deportivos, etc. Sin embargo, de forma globalizada pensamos que su acción es la de activar el corazón que está sufriendo un cambio brusco, cuando en realidad su función es totalmente contraria: el desfibrilador detecta si hay fibrilación, y en ese caso para el corazón para indicarle que tiene que volver a su ritmo normal. Coloquialmente podemos decir que reinicia el corazón, tal y como hacemos nosotros cuando el ordenador deja de responder normalmente.

Mito: «El desfibrilador es peligroso, mejor no usarlo»

Si nos fijamos en los espacios de nuestros municipios que cuenten con este equipamiento, nos daremos cuenta que todos son desfibriladores semiautomáticos (DESA) o desfibriladores automáticos (DEA). Ambos están totalmente preparados para ser usados por cualquier persona y dan indicaciones precisas de su utilización. En el caso de los DESA, el botón de descarga está bloqueado y pese a su presión no ejecuta la descarga. Solo en el momento en que se ponen los parches, el equipo evalúa al individuo e identifica que existe fibrilación, te avisará con indicaciones visuales y por voz de que es necesario apretar el botón de descarga.

Hay que pensar que su instalación en la mayor parte de escenarios públicos es porque nunca se puede saber dónde ocurrirá un infarto y quién estará en ese momento para ayudar, por lo que el uso de desfibrilador es sencillo, gracias a las indicaciones, y no hay que dudar de su uso si la asistencia médica tarda en llegar.

¿QUÉ HACER EN CASO DE ATRAGANTAMIENTO?

Mito: «Es necesaria mucha fuerza en la maniobra del atragantamiento»

Cuando presenciamos un atragantamiento los nervios nos invaden y nos impiden ver y reaccionar correctamente. De forma errónea, la mayor parte de las veces intentamos alcanzar el alimento que impide la respiración con nuestros propios dedos. Esta reacción espontánea quizás funcione a veces, pero muchas otras puede hacer que el alimento obstruya más aún las vías respiratorias.

Ante todo hay que intentar mantener la calma, en la medida de lo posible, y antes que nada invitar a toser a la persona que sufre un atragantamiento indicándoselo o incluso haciendo el gesto. En la mayoría de los casos esta acción basta para que expulse el alimento. Si esta acción no fuera efectiva, entonces tendríamos que iniciar la maniobra de Heimlich que conocemos, en general, pero no la aplicamos bien porque pensamos que es necesaria mucha fuerza. A continuación indicamos los pasos que hay que seguir:

  1. Sitúate de espaldas al afectado y tu cuerpo de lado, de forma que si vence hacia atrás puedas sostenerlo flexionando tu pierna trasera.
  2. Busca el ombligo del afectado y sitúa tus manos un dedo por encima
  3. Cierra el puño y con tu otra mano coge el puño para hacer más presión
  4. Realiza una presión firme en este punto
  5. Repite esta acción hasta que expulse el objeto/alimento que obstruye las vías respiratorias

Según las estadísticas, entre el primer y el tercer golpe en este punto se expulsará el alimento. En caso de que no sea así, habrá que acudir/llamar a los servicios sanitarios.

Esta acción puede realizarla cualquier persona adulta, no es cuestión de fuerza sino de realizar la presión con firmeza y en el punto correcto.

Pese a que los primeros auxilios en atragantamientos son sencillos a priori, los nervios nos bloquean y nos hacen reaccionar lentamente. Por ello, tenemos en nuestro catálogo un innovador equipo que nos ayudará en caso de emergencia en asfixia por atragantamiento, el LifeVac. Acaba de salir y ya está generando mucha expectación y buena acogida entre los usuarios, ya que es muy fácil de utilizar.

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