La centrífuga es un equipo que separa partículas de una solución homogénea mediante un movimiento de rotación y una aceleración centrífuga, provocando la sedimentación de sus componentes.
La centrífuga se utiliza en varios campos como en los laboratorios de análisis de sangre, para dividir el plasma y el suero sanguíneo. También se utiliza en la elaboración del aceite de oliva, para separar el aceite del resto de componentes de la aceituna como es el hueso, el agua, la pulpa, etc.
Asimismo, la podemos encontrar en las fábricas que elaboran zumos a base de cítricos, donde lo utilizan para controlar el nivel de pulpa que hay en los zumos.
Tipos de centrífugas
El tipo de centrífuga viene determinado por el valor de la Fuerza Centrífuga Relativa (F.C.R.). La F.C.R. es la fuerza que se necesita para que se produzca la separación de las partículas.
Según el rango de velocidad de giro existen varios tipos de centrífugas:
- Centrífugas de baja velocidad: Son de pequeño tamaño y alcanzan una velocidad máxima de 6.000 r.p.m. Uso: Separación de partículas grandes como células.
- Minicentrífugas: Alcanza una velocidad de 13.000 r.p.m. Uso: Biología molecular
- Centrífugas de alta velocidad: Alcanzan velocidades máximas entre 18.000 y 25.000 r.p.m. Uso: Separación de fracciones moleculares.
- Ultracentrífugas: Superan las 50.000 r.p.m. Uso: Obtención de datos precisos de propiedades de sedimentación y para aislar partículas de bajo coeficiente de sedimentación.